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miércoles, 25 de junio de 2014

Experiencia 100% playera sin tener que salir de casa.

Quiero desmentir cualquier rumor que diga que me gusta la playa. Odio la playa.Me repugna la playa. Paso kilos de la playa. ¿Tumbarme al sol cual lagarto y achicharrarme? ¿Enzarzarme en batallas dignas de la Tierra Media por un escaso metro cuadrado de arena donde estirar mi toalla? No, gracias.



Si sois como yo o sois de los que le gusta la playa pero no la tenéis nada cerca, con un poco de aire acondicionado para emular la brisa marina, un poco de autobronceador para combatir el blanco vampírico y cualquiera de estos libros, podréis sentiros como si estuvierais veraneando en la costa.


La playa de Alex Garland. Un libro del que ya os había hablado aquí sobre lo mucho que me gustó. Una lectura compulsiva sobre la búsqueda del Paraíso en las remotas tierras tailandesas.

"Un selecto grupo de turistas pasa los meses pescando en los jardines de coral de las arenas blancas. Se van si quieren irse, regresan; la playa no cambia nunca.
- ¿Selecto? - pregunté con la mayor tranquilidad, como si hablara en sueños. La versión descrita por Zeph me había dejado totalmente absorto.
- Selecto. - Repitió. - Su localización se transmite de boca en boca entre los miembros de una minoría privilegiada. - Es el Paraíso."




El señor de las moscas de William Golding. ¿Cuándo no es un buen momento para darle un repaso a un clásico? Mogollón de simbolismo, metáforas, significados ocultos... Horas y horas de diversión dilucidando sobre el verdadero significado de las cosas que suceden. Además se puede jugar a ver cuantas referencias hay en Lost al Señor de las Moscas. Planazo, ¿o no?

"¿Que somos? ¿Humanos? ¿Animales? ¿Salvajes?"


We Were Liars de E. Lockhart. 
"A beautiful and distinguished family.
A private island.
A brilliant, damaged girl; a passionate, political boy.
A group of four friends - The Liars - whose friendship turns destructive.
A revolution. An accident. A secret.
True love.
The truth.
Read it.
And if anyone asks you how it ends, just LIE."




Chesil Beach de Ian McEwan. Ya os había contado todo sobre mi amor por este libro aquí. No transcurre propiamente en una playa, pero la escena que tiene lugar en una es muy importante y además, es mi lista y puedo saltarme las reglas si me da la gana. Soy una rebelde.

"Así es com el curso de una vida puede cambiar: No haciendo nada"





¿Qué lecturas veraniegas tenéis preparadas para este año?

jueves, 19 de junio de 2014

"El profesor": Greatest hits

Escribiendo la reseña de "El Profesor" volví a leer los pasajes que tenía subrayados en el libro y, como me lo pasé tan bien recordando la modestia y la humildad de William (#IroniaON), me dije a mí misma que era necesario que los compartiera con el mundo porque es que no tienen desperdicio.


"El señor Crimsworth me vigilaba atentamente, buscándome defectos, pero no encontró ninguno."




"Desde luego eran flamencos y tenían la fisionomía típica flamenca, en la que la inferioridad intelectual está impresa en rasgos inconfundibles."




"Detrás y delante de ella había una banda de flamencas muy vulgares e inferiores por su aspecto, incluidos dos o tres ejemplos de esa deformidad física e imbecilidad intelectual cuya frecuencia en los Países Bajos parece ser prueba fehaciente de que su clima es la causa de degeneración de la mente y el cuerpo." 

Ya, claro. Échale la culpa al tiempo de tus prejuicios, William...


"Una auténtica vieja francesa; había sido guapa, al menos eso decía ella, y yo me esforzaba en creerla."




"¿Cómo era posible entonces que apenas una entre todas las que habían cumplido los catorce años fuera capaz de mirar a un hombre a la cara con decoro y modestia? La mirada masculina más normal provocaba indefectiblemente un aire de coqueteo audaz e impúdico, o una estúpida mirada lasciva. (...) Sospecho que la raíz de esa impureza precoz, tan evidente, tan generalizada en los países papistas, están en la disciplina, cuando no en las doctrinas de la iglesia de Roma. (...) Aquellas chicas pertenecían a lo que se consideran clases respetables de la sociedad, a todas las habían educado con esmero y, sin embargo, la mayoría de ellas eran mentalmente depravadas." 

¿Ein? ¿Pero que dices, tío?


"Me extrañó que alguien viendo la cabeza y el rostro de la muchacha la hubiera aceptado bajo su techo." 




"Nuestros  caracteres se complementan [el de William y Frances], pero mi intelecto, más agudo y despierto que el suyo, asumió instintivamente y mantuvo el papel predominante." 




Si os quedasteis con ganas de más y sois lo suficientemente valientes como para leeros el libro de principio a fin y sin saltaros nada de nada, ya sabéis donde encontrar más.



lunes, 16 de junio de 2014

"El profesor" de Charlotte Brönte. Abstnerse los belgas de leerlo.

 "Mi narración no tiene nada de emocionante y, por encima de todo, no es extraordinaria, pero puede que interese a algunas personas que, habiéndose esforzado en la misma vocación que yo, encontrará a menudo mi experiencia un reflejo de la suya."

El profesor fue la lectura con la que el Club Pickwick se estrenó y:
1. No me gustó nada nada.
2. Me lo pasé genial leyéndolo.

¿Bipolaridad? Puede, pero las razones son otras: William (¿o la Brönte?) se pasa medio libro rajando de los belgas, el resto de los continentales, es decir, los europeos a excepción de los ingleses, y los que profesan la religión católica, apostólica y romana, por lo que sus salidas nos dieron mucho juego para comentar y quedarnos muy a gusto poniéndolo verde.

Todo comienza cuando Insoportable William decide que quiere dedicarse a la industria como su padre y le pide trabajo a su hermano, tirano donde los haya y dueño de una fábrica. Insoportable William comienza a trabajar para él pero, como los dos se llevan a rabiar porque, si uno es insufrible el otro lo es más, tras una acalorada discusión Insoportable William, animado por un misterioso hombre, el señor Hudsen, emprende un viaje a Bélgica donde consigue trabajo en un internado para señoritas dirigido con mano de hierro por Mademoiselle Reuter, que es quien pone la chicha en esta historia. Allí, una tímida alumna suya, Frances, captará su atención...
"No tiene usted ningún poder, no puede hacer nada; ha naufragado y está varado en la playa de la Industria, obligado a chocar contra los hombres prácticos a los que no puede soportar, porque usted no será jamás un industrial"
Durante todo el libro se puede apreciar la falta de experiencia de Charlotte, tanto en la falta de fluidez de la historia y su escritura, como el excesivo desarrollo de ciertas partes y escaso detenimiento en otras que eran las que podían levantar todo el asunto. Ahí la vi muy poco avispada a la chiquilla. La parte introductoria es demasiado extensa para la función que tiene que cumplir y podría poner a dormir a cualquiera, además de presentar personajes que luego no resultan importantes para el resto de la trama, mientras que, el triángulo Reuter, William y Frances, que es donde hay tomate, no es exprimido lo suficiente y Charlotte concluye de forma bastante rápida la subtrama que podía haber arreglado este desaguisado. Lo que resta del libro, resulta aburrido y previsible.

A esta historia, hay que añadir unos sentimientos siempre muy comedidos y contenidos y unos personajes que, aunque muy bien construidos y creíbles, antipáticos e insufribles en plan o los tiro por la venta o me tiro yo porque no los aguanto. William el primero. Durante todo el libro actúa con superioridad moral y desprecio hacia todo lo no british, creyéndose perfecto en todo a excepción de cuando tiene que hablar francés "con su execrable estilo del sur de Inglaterra". Frances, por otro lado, me daba cierta pena por ser una chica tan sumisa, apocada a la que William parecía gustarle hacer sufrir haciéndose el difícil e indiferente, mientras que en otras ocasiones, su falta de sangre en el cuerpo y emoción resultaba ciertamente irritante. Los que sí molaban fueron Reuter, la mala malísima que con sus maquinaciones insidiosas tenía potencial y apuntaba maneras, además de resultar menos obvia que el resto de personajes, y Hudsen, con sus comentarios jocosos y mordaces, pero su peso en la historia contrasta con su carácter de segundones y escaso tiempo en escena.

Conclusión, cada cual que coja el libro por su cuenta y riesgo. Es una historia en la que ni se llega a conectar con los personajes ni hay suficiente acción para que sea una historia atractiva.


¿Lo habéis leído?

jueves, 12 de junio de 2014

De diarios va hoy la cosa

Fuente
Un domingo 12 de junio de 1942 le regalaban a Anna Frank por su cumpleaños uno diario que, sin sospecharlo, se convertiría en uno de los más famosos.
"El viernes 12 de junio me desperté antes de las seis, cosa comprensible, pues era el día de mi cumpleaños. (...) A las siete fui a dar los buenos días a papá y a mamá, y por fin, en el salón, pude desempaquetar mis regalos. La primera sorpresa fuiste tú, probablemente uno de los regalos más hermosos."
Y en entrada posteriores escribía:
 "Espero poder confiártelo todo como no he podido todavía con nadie. Espero también que seas para mí un gran sostén." 

Son muchos los escritores que han mantenido diarios a lo largo de su vida. Una de ellos, fue Susan Sontag.

Fuente


En el diario no sólo me expreso más abiertamente que como podría hacerlo ante cualquier persona; me invento a mí misma. El diario es un vehículo para mi identidad. Me representa como un ser emocional y espiritualmente independiente. Por tanto, no simplemente registra mi vida diaria y real, sino que, en muchas ocasiones, me ofrece una alternativa a ella. Hay habitualmente contradicciones entre el significado de nuestras acciones hacia una persona y lo que decimos que sentimos hacia esa persona en un diario. Esto no significa que lo que hagamos sea superficial, sino que lo que nos confesamos a nosotros mismos es profundo." 


Reborn: Journals and Notebooks, 1947-1963


Mientras que Virginia Woolf, siempre tan llena de contradicciones, aunque lo consideraba "un método para practicar y ensayar el arte de escribir", también un 14 de junio, pero de 1925, escribía: 


 "Una confesión vergonzosa - Es una mañana de domingo, justo después de las diez y aquí estoy, sentada, escribiendo en mi diario y no ficción o una crítica, sin más excusa que el estado de mi mente. Después de terminar esos dos libros [La señora Dalloway y El cuarto de Jacob], uno no puede concentrarse directamente en uno nuevo." 
A writer's diary 

Kakfa no iba a ser menos y se sumó a la moda.
"Mantener un diario te hace consciente, con una claridad reconfortante, de los cambios que uno sufre constantemente (...). En el diario encuentras prueba de que una situación que hoy parece intolerable, la viviste, la observaste y escribiste sobre ella, que esta mano derecha se movió como lo hace hoy, y así podemos ser más maduros, porque somos capaces de ver nuestra anterior condición, y por esa misma razón, tengo que admitir el valor de nuestro temprano esfuerzo, en el que persistimos aún en pura ignorancia." 
Diaries, 1910-1923


Sylvia Plath decidió un 13 de noviembre de 1949 que volvería a tener un diario.

"He decidido volver a tener un diario. Un lugar donde pueda escribir mis pensamientos y opiniones cuando tenga un momento. De alguna manera quiero mantener el éxtasis de tener diecisiete. Cada día es precioso, y me pone infinitamente triste el pensamiento de todo este tiempo que se desvanece más y más lejos de mí a medida que me hago mayor. Ahora, ahora es el momento perfecto para esto." 


Otro 14 de junio, pero de un siglo totalmente distinto, Tolstoy decidía retomar su abandonado diario: 
"Después de casi dos meses, cojo mi pluma para continuar mi diario. ¡Qué difícil para un hombre bajo la influencia de lo que es malo volver a lo que es bueno!"
The diaries of Leo Tolstoy

Y Oscar Wilde, con la agudeza a la que nos tiene acostumbrados nos deja esta pequeña observación en La importancia de llamarse Ernesto:

Cecilia: Guardo un diario para poder acceder a los maravillosos secretos de mi vida. Si no los escribiese, probablemente los olvidaría.
Miss Prism: Memoria, querida Cecilia, es el diario que todos llevamos con nosotros.
Cecilia: Sí, pero habitualmente cuenta las cosas que nunca han sucedido o las que nunca podrían haber pasado.


¿Habéis leído a Ana Frank? ¿Sois de los que llevan diario o confiáis en vuestra memoria de elefante?

lunes, 9 de junio de 2014

De escaparates: Cosas para ser los más molonguis de la playa.

¡El veranito ya está a la vuelta de la esquina! Qué emoción, ¿no? Pues realmente no. Estaría un poco más emocionada si no viviera en el norte donde el verano siempre se hace de rogar. Aunque tengo fe ciega en que llegará. Algún día. No muy lejano. Espero. Y cuando ese día se digne a llegar estaremos completamente preparados para la playa, las vacaciones, los días extralargos, el terraceo con una cervecita bien fría... Y los guiris con chanclas y calcetines, el calor pegajoso, el rojo camarón que se coge en un vano intento por morenearse, buses en los que se va como sardinillas en lata buscando el mar... Ay, las infinitas maravillas del verano.

Este año para que todo el mundo hable de vosotros y os califique como los más molonguis de la playa, aquí tenéis todo lo que necesitáis, desde unas chanclas de Virginia Woolf hasta una camiseta de Jane Austen versión rockstar, pasando por unas gafas de sol como las de Holly Golightly.


Tumbona // Toalla // Bolsa // Chanclas // Gafas // Camiseta

Se recomienda usar estas cosas con moderación. Llevarlas todas juntas puede producir el efecto no deseado de parecer que estáis de postureo en vez de tomaros como lectores de pura cepa que sois. Ah, ¡y no olvidéis echaros crema!


¿Listos para veranear e iros como Eva María a la playa con un bikini de rayas?

jueves, 5 de junio de 2014

"Candy" de Luke Davies. Un libro sobre substancias adictivas, adictos y sus adicciones.

Candy es, por encima de todo, una historia de amor. Una historia de amor entre dos personas. Una historia de amor entre adictos y la heroína.
"Everything is fucking beautiful! I'm so in love. I've just met Candy, it's been a month or two. (...) It's weird how you can be going along and all you're thinking about is heroin, and then you meet somene, and other thoughts get in there. It makes it like meeting Candy was meant to happen."
Con un tono que se mueve entre lo coloquial y poético, es un libro que resulta emotivo y triste hasta en los momentos felices, porque siempre pesa la sombra de que no son más que ficción y una ilusión. Narrado en primera persona, Davies te mete en la cabeza de un adicto cualquiera, el narrador no tiene ni siquiera nombre, y te obliga a comprender cómo piensa y qué lo mueve. De una forma hipnótica y frustrante, te involucras en su historia. En sus fracasos (muchos) y triunfos (pocos). Escuchas sus reflexiones más íntimas, conoces qué lo atemoriza, qué es lo desea, sabes que quiere cambiar y dejarlo todo pero ves cómo no lo intenta con las suficientes ganas y cómo siempre se deja vencer mientras vive el mismo día una y otra vez. Davies crea el retrato de un ser egoísta que justifica cada una de sus decisiones contándose una mentira tras otra y buscando excusas para sentirse un poco mejor consigo mismo.
"We would always talk of stopping and always find a reason not to" 
Todo eso se intercala con el típico chico conoce chica, y chico y chica se enamoran, que aquí no tiene nada de típico mucho de real. Su relación con Candy, su obsesión con ella y cómo lo estropea todo cada vez más sin apenas darse cuenta. Todo está ahí, se siente y casi se puede tocar.
"We stood in the silence for a moment and hugged, pleased with the ease of the earn. In the middle of hugghing I realized that there was this other stuff, that I loved Candy and felt enormous warmth, for her, for us, for the situation, for the way we were in it together, for better or for worse."
Más que una novela, se podría considerar como un conjunto de pequeñas historias sobre el día a día de Candy y él, pero funcionan a la perfección como una sola. Llena de constrastes y comparaciones, es un libro lleno de dolor y desesperación, y a la vez está lleno de idealismo y esperanza. Es gráfico y crudo en ocasiones, y en otras, resulta dulce, y hasta alegre y esperanzador. El amor de los protagonistas es inocente y puro a sus ojos, pero al de los nuestros, egoísta e inexistente. Son dos personas planean un futuro juntos y sin drogas, cuando están colocados, pero que no son capaces de entenderse sin químicos de por medio porque no ven más allá de la hora en la que puedan conseguir la siguiente dosis. 
"We mixed up and had the blast and fell into each other's arms and told each other how very ver much we loved each other. How we had such a bright future, all abundant love, this intense thing, and how very stupid it would be to throw it all away and fuck up on dope. How we would stop again tomorrow. In that bliss, in that love, in that confidence, in that melting, you couldn't doubt it was true."

¿Lo habéis leído?

lunes, 2 de junio de 2014

Recapitulando... Mayo 2014

Abril aguas mil por fin ha pasado a mejor vida hasta el año que viene y con él la acuciante sequía lectora que trajo bajo el brazo. Los últimos coletazos se sintieron todavía en mayo pero ya puedo proclamar formal y oficialmente que mi crisis lectora is over.

Los libros afortunados de pasar horas y horas entre mis brazos fueron los siguientes:



El profesor, primera lectura escogida por el Pickwick club, fue bleh siendo generosa, Candy me encantó y me destrozó por igual. Necesité poco más de tres días para leerlo y otros tantos para recomponermee... Con Una madre me reconcilié con la literatura española después de tantos años sin leer un libro escritor por un paisano y, con La tempestad, también puse fin a lustros sin tocar un libro, esta vez, de mi querido Billy.

Y a mi lista de pendientes se ha sumado Los nombres muertos, que pinta ser el nuevo Las puertas de Anubis, ese libro tan molongui que leí hace un par de meses y del que os hablé aquí.



¿Cómo os ha tratado a vosotros abril aguas mil?