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lunes, 1 de diciembre de 2014

"Carmilla", de chicas del s. XVIII a youtubers que twitean

Chicos, hoy la cosa va de webseries. Concretamente de "Carmilla".

¿Webseries? ¿Pero no he entrado en un blog de libros? ¿Estoy en el sitio correcto? Quizás me haya equivocado de salida. Os preguntaréis.




No, no. Estáis donde tenéis que estar.



Que webseries, ni que narices. Quiero libros. Diréis.



A ver, no os impacientéis. "Carmilla" está basada en "Carmilla".


"Carmilla", la webseries, está basada en "Carmilla", libro del siglo equis uve palito palito palito de Sheridan LeFanu donde aparece por primerísima vez el personaje de un vampiro en la literatura. Sin Carmilla no habría habido Drácula, ni Lestat, ni Spike, ni otros vampirecillos de poca monta que voy a abstenerme de nombrar pero que todos sabéis quienes son *guiñoguiño codazocodazo*.

La "Carmilla" del siglo XVIII es una historia de terror gótico. Todo comienza con el accidente de un carruaje donde viajan una mujer y su hija, Carmilla, en medio de la noche y con niebla, así para que de más cosa. El suceso es presenciado por la jovenzuela Laura y su padre, quien accede a cuidar de Carmilla hasta que se recupere del accidente mientras su madre atiende unos negocios fuera del pueblo (Regla nº1 del manual de la buena madre es ir dejando a los retoños con desconocidos).
Carmilla mantiene un comportamiento bastante inusual, pero eso no impide que Laura y ella pronto se convierten en BFF inseparables, aunque, de ser por Carmilla, que tiene un crush del quince con su nueva amiga, serían algo más. Desde la llegada de la nueva invitada, ciertos acontecimientos extraños y sin aparente explicación lógica comienza a suceder no sólo en el castillo, sino que también en los alrededores. Llamad a Buffy, esto se pone interesante.
"Las chicas son como capullos mientras viven en el mundo hasta que finalmente se convierten en mariposas cuando el verano llega. Mientras tanto, son larvas, no lo ves, cada una con sus propensiones, necesidades y estructuras peculiares."
Leerse el libro a día de hoy es conocer los distintos plot twists de la historia por lo mainstream que se han vuelto los vampiros y su falta de complejidad. Pero, remarco el pero, es un libro de no más de 100 páginas que se lee en un suspiro y en el que LeFanu, con una prosa muy de la época, se guarda un par de ases bajo la manga y que, si bien, no dejará a nadie ojiplático, resulta cuanto menos interesante e intrigante.

La webserie, por su parte, coge algunos de los elementos del original y, tomándose muchas licencias, lo reinventa y adapta a estos tiempos modernos. Le da el suspense que el libro perdió y genera de nuevo interés en un personaje del que yo no tenía ni pajolera idea de su existencia. Siempre fui por la vida creyendo que el Conde Drácula era el primero de la estirpe de los vampiros literarios. Qué escándalo. Menos mal que ya me han sacado de mi ignorancia...

Los personajes pasan de ser las damiselas recatadas que viven en un castillo y llevan vestidos y corsés para convertirse en universitarias en sus veinte que comparten habitación, twittean (podéis seguir a Laura y a Carmilla), beben en la taza de una TARDIS (este último dato es totalmente irrelevante pero TENÍA que decirlo) y son youtubers. Bueno, sólo una lo es.

En este caso todo se centra en la desaparición de estudiantes universitarias mientras están de farra living la vida loca. Una de ellas es la compañera de habitación de Laura, quien decide ponerse a investigar y narrarlo a modo de vlog mientras se acostumbra a la nueva compañera que le asignan, una chica un poco rarita llamada Carmilla.
"I've had 3 weeks of a journalism class and I've seen all of Veronica Mars. I'll find her myself."


            

lunes, 24 de noviembre de 2014

"Matar a un ruiseñor"... YUMMMM!

¿Cómo hablar de "Matar a un ruiseñor"? NO TENGO PALABRAS. Lo que es cuanto menos raro. Muy raro. Pero es que...

La historia.



Los personajes



La narración.



Atticus Finch


Imposible no caer rendida ante la carisma y las virtudes de este personaje, sobre todo para alguien de leyes como yo.

Como véis, "Matar a un ruiseñor" es... FANTÁSTICO. FABULOSO. INCREÍBLE. BUENO HASTA CAER DE CULO. BUENO QUE TE CAGAS. BUENO BUENÍSIMO. EXCELENTE. IMPECABLE. ESTUPENDO. INMEJORABLE. INSUPERABLE. DABUTI. LA OSTIA. LA CAÑA.


Si no sabéis de que va todavía, salid de vuestra cueva que ya van siendo horas. Parece que la gente se queda con la historia del esclavo negro es acusado de violar a una joven blanca en el terriblemente racista sur de los USA en los años 20, pero eso no es todo, amigos. Hay más. Que sí. Que hay más. MUCHO MÁS. Lo verdaderamente importante es cómo una niña, Scout, hija de Atticus Finch, que apenas levanta un palmo del suelo se cuestiona con su inocencia e ingenuidad a toda la sociedad sureña americana, tan racista, homófoba y cerrada de mente, como peculiar e interesante. Scout for president!
   
No es un libro perfecto, pero es de esos que te llegan y consiguen que te olvides de sus fallos. Poco puedo decir más allá de que TENÉIS que leerlo. No es negociable. No me vengáis con un sí, puede que algún día lo coja o un lo tengo en mis estanterías, a ver si pronto me animo. NO. Lo leeis.  Sí o sí. Punto pelota.




P.D: Si podéis, leedlo en V.O. Hay demasiadas cosas que se quedan lost in translation, entre ellas el acento sureño, y'all!

lunes, 17 de noviembre de 2014

Ahora escucho libros and I love it.

Bendito sea el que ideó los audiolibros. No sé quien fue, pero sólo quiero decirle que se ha convertido en mi personas favorita.



Después de Bruce Springsteen. Y de Emma Stone. Bueno, después está Bowie, y Caitlin Moran... Y eso si contamos a los que están vivos, porque de entre los que ya estiraron la pata estaría Sylvia Plath, Virginia Woolf... Dejémoslo en que es una de las muchas personas favoritas que tengo, qué tampoco está mal, oye.

Los audiolibros son un invento que (re)descubrí hace poco (quién dice poco, dice hace cinco meses), y desde entonces estoy totally on fire con ellos.


Menudo vicio que tengo, porque además, me vienen de perlas en esos momentos en los que estoy a tope de cosas que hacer y no tengo ni tiempo para coger un libro, muchos menos abrirlo y leerlo. Así que, aprovecho al máximo cualquier huequecito donde la actividad de la lectura no es viable, como el momento de la compra en el Mercadona, mientras camino por la calle (no creáis que no lo intenté, pero la gente tiene la manía de quejarse cuando colisiono con ella. Son unos quisquillosos), para los que nos mareamos también son perfectos en los medios de transporte en movimiento, así como para esos domingos de resaca en los que parezco un extra de The Walking Dead tirada en la cama con unas funciones motoras que no responden, pero sobre todo, SOBRE TODO, mientras hago las tareas del hogar. No veiáis lo contenta que tengo a mi familia desde que los descubrí y no digo ni pío cuando me toca limpiar la casa. Se acabó pasar la aspiradora a lo Freddie Mercury en "I want to break free", esos son tiempos del pasados. Ahora escucho libros and I love it.


Su única parte negativa es que son más adictivos que el crack y si estoy escuchando uno y me pongo a limpiar, digamos la cocina, lo hago a fondo y con más eficiencia que el equipo del anuncio de KH7 aún cuando pedí una pizza y no manché más que un plato porque tengo que escuchar un capítulo más. Llego tarde a los sitios (más tarde de lo habitual) porque o cojo el camino más largo o ralentizo mi paso si mi sentido arácnido presiente que hay un cliffhanger coming. Imaginaros que se avecina el momento en el que Darcy le dice a Elizabeth eso de "Permítame que le manifieste cuan ardientemente la admiro y la amo", qué haríais vosotros sino, ¿eh? Lo suponía. Incluso me llego a poner en plan lost in the supermarket con el carrito de la compra fingiendo que no encuentro lo que estoy buscando para poder escuchar un poquitito más.


No sé cómo tardé tanto en cogerles el gusto. Esta era como la segunda o tercera vez que los había probado pero nunca me habían entusiasmado demasiado. Al principio, los escuchaba antes de irme a dormir, y era coger una postura mínimamente cómoda y zzzzzzz... Adiós, muy buenas. Luego los probé mientras hacía ejercicio porque era el momento que todo el mundo recomendaba para escucharlos, pero a mí me cortaban el rollo y no era capaz de mantener el ritmo. Yo necesito música de dudosa calidad con letras que matan a un poeta y a un gatito cada vez que alguien las escucha para me motive a sudar la camiseta.

La que ha tenido la culpa de haberme enganchado es Tina Fey y su divertida memoria "Bossypants". Después fueron otros muchos cada uno de su padre y de su madre ("El club de lectura del final de tu vida", es de los que más me entusiasmaron), pero siempre vuelvo a Tina y al resto de su panda porque son con quien mejor me lo paso: Chelsea Handler, Ellen Degeneres, Amy Poehler y demás diosas de la comedia americanas. Sus audiolibros tienen el puntazo de estar narrados por ellas mismas y son los miticos que resultan tan graciosos que mejor que uno de sus chistes no te pille bebiendo algo porque corres el riesgo de que el líquido ingerido vuelva a salir por donde entró. Son hilarantes. Lo que conlleva a tener que luchar por reprimir mis emociones y reacciones ante sus anécdotas y chistes varios cuando estoy en un lugar público.



Pero mis buenas intenciones siempre duran poco y mi intento de mantener la compostura y de no asustar al personal duró poco y pasé a reirme sola en medio de la calle, poner cara de WTF en el autobús y poner al de enfrente en la duda de si es por él, y a hacer una variedad de gestos sólo admitidos en el ámbito social cuando no eres una persona muy equilibrada.


Bah. Me da igual porque  ¿y lo bien que me lo paso qué? A mí plín, yo duermo en Pikolín.


Si todavía no habéis probado los audilibros, ¿a qué esperáis?

lunes, 10 de noviembre de 2014

Me hago viejuna. Me encuentro una cana. La gente me regala libros.

Me hago viejuna. Es una realidad que tengo que empezar a asumir... Diría la edad pero una señorita nunca revela tales datos, sólo mencionaré que ya estoy más cerca de los 30 que de los 20...


TRÁGICO, LO SÉ.

Traté de evitar que eso sucediera, pero nada. Ni con una orden de alejamiento consigo que el día de mi cumpleaños me deje en paz. Que no. Que no hay manera. Siempre termina por alcanzarme a finales de octubre y me hago un año más vieja en contra de mi voluntad. Qué pesao el jodío...


Es por eso que, para ayudarme a sobrellevar semejante bajón y el descubrimento de una cana en mi cabellera (SUPERDRAMA), me regalaron estos libritos y este estuche para poder petarlo a lo grande en la sala de estudio de la biblioteca.




A Bruce y a David no necesito presentarlos. El de "The Beauty Myth" es todo un clásico del feminismo de los 90 al que le tengo muchas ganas desde hace tiempo y el de "Ex Libris: Confessions of a Common Reader" me conquistó con su descripción de Goodreads. ¿Estáis preparados? Os lo advierto, es irresistible...
"Anne Fadiman is--by her own admission--the sort of person who learned about sex from her father's copy of Fanny Hill, whose husband buys her 19 pounds of dusty books for her birthday, and who once found herself poring over her roommate's 1974 Toyota Corolla manual because it was the only written material in the apartment that she had not read at least twice. This witty collection of essays recounts a lifelong love affair with books and language."
¿Y bien?


Ay, a partir de ahora empezaré a comportarme como una verdadera adulta...



Obvio que no. No sabría ni por donde empezar.

lunes, 3 de noviembre de 2014

"¡Melisande! ¿Qué son los sueños?" de Hillel Halkin. Ay, se me enamora el alma...

"Nosotros éramos jóvenes. La madurez era una estupidez con la que no queríamos tener nada que ver. Tardamos años en descubrir que lo que cada uno de nosotros había interpretado como una decisión personal nos pertenecía a todos."

Ay, ¿por done empezar?...

Empecemos por el principio, que siempre es un acierto.

Amor y amistad. "¡Melisande! ¿Qué son los sueños?", "Meli" para los amigos, empieza en los años 50 y termina en los 80. Desde NY a las islas griegas. Nos cuenta el viaje de Hoo y de Melisande y de Ricky desde su adolescencia hasta el ecuador de sus vidas. Tres adolescentes que descubren juntos como la amistad une y el amor termina separando, y todo lo que entre ellos era sincero e inocente, se va deteriorando por cosas que no siempre pueden controlar.

Es un libro de esos en lo que no todo está en lo qué cuenta, sino en cómo lo cuenta. Referencias literarias, pequeñas historias sobre tiempos lejanso, notas olvidadas en medio de lás páginas de un libro... Todas forman un pequeño collage que da forma a "Meli".
Con una prosa simple que usa frases cortas y entrecortadas, directas a veces, esquivas otras, siempre con cierto sonido poético, juega entre metáforas y significados ocultos.

 "En el fondo, no somos más que una secuencia continuada de impresiones de los sentidos, sentimientos e ideas. Si no los recordáramos, no tendríamos sentido de la identidad. Es la memoria la que le da a nuestra experiencia la ilusión de la continuidad que atribuimos a quien experimenta las cosas de forma independiente."

En manos de cualquier otro hubiera sido un libro pretencioso y pseudo-intelectualoide para modernillos hipsters, pero Halkin hace que todo resulte natural, y que suene especial cuando los personajes se enzarzan en diálogos profundos y se expresan contando historias o haciendo referencias a filósofos, grandes pensadores o autores clásicos. El encanto está ahí y en como hace que la historia avance. Sólo se fija en los momentos más relevantes que ayudan a construir la estructura, a la vez que en las pequeñas cosas que la hacen más acogedora y le da personalidad, y pasa por alto todo lo demás porque no importa.
Como suecede en la vida real, no te das cuenta de que el tiempo avanza para ellos también, y sólo cuando echas la vista atrás, y recuerdas las primeras páginas, te percatas de que cambiaron y ya no son los mismos que se conocieron en el instituto.

"A veces creo que he pasado de joven a viejo sin transición que valga." 

Hazte con un ejemplar:

lunes, 27 de octubre de 2014

¿Truco o trato?

¿Truco? ¿En serio? ¿Nadie me va a ofrecer unos míseros caramelos? Seréis cutres... Bueno, pues vosotros os lo habéis buscado. No digáis que no os lo he advertido. Antes que esto, desearéis que Stephen King os cuente una historia antes de ir a dormir.

La noche del 31, os cogéis uno de estos libros y lo leeis. Miedito no, lo siguiente vais a pasar.



"Las olas" de Virginia Wolf. Vir, hay confianza, somos coleguillas, es mi escritora favorita. Me lo he leído todo de ella menos este. ¿Y por qué? Pues se mezcla la unanimidad del pueblo sobre que es un libro difícil de cojones con que cuando termine con él ya no me quedará nada más por leer de ella jamás de los jamases, y eso es terrorífico. #DilemasDeFangirl

"Ulises" de James Joyce. A este no me acerco ni loca. Antes me ofrezco voluntaria para Los juegos del hambre. Tengo más posibilidades de salir con vida. #MayTheOddsBeInYourFavor

"La subasta del lote 49" de Thomas Pynchon. Con Pynchon sabes donde empiezas pero no donde terminas y lo desconocido me da cague. Unid los puntos. #IntoTheWild

"El ruido y la furia" de Faulkner. Faulkner. Faulk-ner. /ˈfɔːlknɚ/. Es pronunciar ese nombre y estremecerme en cero coma pensando en las penurias de la familia Compson y en que si lo empiezo no veré la luz al final del tunel de lo duro que es. #EnMiCasaLosFantasmasNoDicenBuDicenFaulkner

"Los Miserables" de Víctor Hugo. En un mundo ideal habría empezado este libro y lo habría terminado en vez de salir huyendo como una cobardica. Desde ese momento, Hugo se ríe de mí porque fui una floja y me atormenta cada noche. Lo mío con él ya se ha vuelto una cruzada personal Tarantiniana que me quita el sueño, porque, aunque sea lo último que haga, a Dios pongo por testigo que lo terminaré. Si eso. #IDreamedADream


¿Qué libros os dan miedito a vosotros?

lunes, 20 de octubre de 2014

Fases post-terminación de un libro.

1. Terminas el libro.




2. Shock. Estás sin palabras.


3. El momento de vacío existencial begins. ¿Y ahora que hago yo con mi vida? 



3. Negación. Esto no puede estar pasando. NO PUEDE ESTAR PASANDO HE DICHO. Oh, mundo cruel.



4. O quizás sí. Comienza la fase de duelo. ¿Qué he hecho yo para merecer esto?


5. *Alza el puño en alto* Pongo a Dios por testigo que nunca jamás volvere a leer algo.



6. Días después. Mmm... Ese libro parece interesante, pero no puedo. ¡Debo ser fuerte y mantenerme alejada de ellos! Maldito invento del diablo destrozavidas...



7. Bah, por leer unas páginas, ¿qué puede pasar?



 8. Enjuagar. Aclarar. Repetir.  


lunes, 13 de octubre de 2014

Porque no sólo de ficción se vive, recomendaciones de no ficción de mí para vosotros con amor.


 “Introverts, in contrast, may have strong social skills and enjoy parties and business meetings, but after a while wish they were home in their pajamas. They prefer to devote their social energies to close friends, colleagues, and family. They listen more than they talk, think before they speak, and often feel as if they express themselves better in writing than in conversation. They tend to dislike conflict. Many have a horror of small talk, but enjoy deep discussions.”
 
Leí "Quiet" hace ya medio año. Siempre quise hablar de él pero no sabía cómo. Fue una lectura reveladora que me ayudó a comprender un poco más cómo funcionamos los introvertidos. Pensé en hacer una reseña pero ¿pa' qué meterme en semejante engorro cuando sólo quería decir una cosa? LEEDLO. ¿Sois introvertidos? LEEDLO. ¿No lo sois pero conocéis a alguien que lo sea? LEEDLO. ¿No lo sois ni conocéis a nadie que lo sea? LEEDLO.


"I openly embrace the label of bad feminism. I do so because I am flawed and human. I am terribly well versed in feminist history. I am not as well read in key feminist text as I would like to be. I have certain... interests and personality traits and opinions that may not fall in line with mainstream feminism, but I am still a feminist. I cannot tell you how freeing it has been to accept this to myself."
De todas las novedades del año, "Bad Feminist" es mi favorita. Y dudo mucho que alguna otra consigan desbancarla a tres meses de nochevieja.
Una mezcla de cultura pop, artículos de opinión y un batiburrillo de temas raciales, feministas y de actualidad imposibles de clasficar que van desde como parecen valorarse de diferente manera los libros escritos por las mujeres, a una crítica a Girls por su falta de diversidad, la falta de realismo de Criadas y señoras, opiniones sobre la letra de Blurred lines o sobre cómo Twitter nos ayuda a ver más allá de nuestras narices. Conclusión: Si mi poder adquisitivo me lo permitiera, me compraría todos los ejemplares para asegurarme que todo el mundo lo lee.Imprescindible.

 

“Today we have something that works in the same way, but for everyday people: the Internet, which encourages public thinking and resolves multiples on a much larger scale and at a pace more dementedly rapid. It’s now the world’s most powerful engine for putting heads together. Failed networks kill ideas, but successful ones trigger them.”

¿Nos ha vuelto más estúpidos internet, somos más inteligentes o seguimos igual? Pues como si fuera gallego, Clive Thompson dice que depende, que todo va en función de cómo lo utilicemos. En "Smarter Than You Think" analiza lo que supuso internet para nuestras vidas, cómo cambió la forma de comunicarnos e interactuar con las redes sociales, las infinitas posibilidades que nos ofrece para expresarnos y ser creativos, la enorme pérdida de tiempo que puede suponer y, entre otras cosas, se pregunta si seguirá siendo necesario y útil memorizar datos si con un solo click el sabelotodo google nos los chiva.

lunes, 6 de octubre de 2014

"Orange is the new black" de Piper Kerman. Que le regale un jamón a Jenji Kohan por el favorazo que le hizo la serie.

"Every human being makes mistakes and does things they're not proud of. They can be everyday, or they can be catastrophic. And the unfortunate truth of being human is that we all have moments of indifference to other people's suffering. To me, that's the central thing that allows crime happen: indifference to other people's suffering. If you're stealing from someone, if you're hurting them physically, if you're selling them a product that you know will hurt them - the thing that allows a person to do that is that they somehow convince themselves that that's no relevant to them. We all do things that we're not proud of, even though they might not have as terrible consequences."
Trataré de dejar aparte mi lado más fangirl y mi obsesión con esta serie y escribir esta entrada siendo lo más adulta y seria que pueda...

¡ALEX VAUSE, TE ADORO CON TODA MI ALMA! ¡TIRARÍA MI TARTA POR TI!


Vale, bien. Ahora que dejé eso claro, puedo empezar.

Parece ser una norma no escrita que primero uno se lee el libro y luego se ve la película/serie. Por una vez en mi vida pensaba hacer las cosas del derecho como las personas normales. Pero, como ser normal está sobrevaloradísimo y descubrí que la serie era de Jenji Kohan (Weeds, ¿alguien? ¿no? Pues vosotros os lo perdéis), me entró la necesidad de ponerme con ella inmediatamente. Siendo de esa mujer no podía estar mal, pensé. Que no podía estar mal. Ja. Me entra la risa tonta sólo de pensar en eso ahora. Me parto, me mondo, y me corto en rebanadas. ¿Cómo podía ser tan inocente?

ES LA CAÑA DE ESPAÑA.


Con un par de capítulos ya se colocó entre mis series favoritas y, como buena fangirl que soy, leerse el libro se volvió en una necesidad fisiológica. Tenía que echarle el guante a una copia... y con presteza.

Así lo hice. Y... menuda decepción.


Vamos por partes. Para los que no estéis familiarizados con la trama de "Orange is the new black", todo empieza cuando Piper, una rubia mona de clase media-alta, tiene que ingresar en chirona porque durante los confusos años post-universitarios (una época oscura para todos por no saber lo que hacer con tu vida), se lía con una traficante de drogas, Nora en el libro, Alex en la serie. Hace un trabajillo ilegal para ella y le caen 14 meses. A partir de ahí comienza la narracion de sus experiencias en la cárcel.

Me va el rollo presidiario. Todo lo relacionado con el escabroso mundo del crimen y los delincuentes, tanto en libertad como en el trullo, me gusta. Pero el libro me pareció muy meh. Tiene sus momentos interesantes y tal... pero son escasos y, como muchos ya los había visto en la serie y el libro no me pareció que me aportase mucho más a mayores, pues doble meh.

Como es una memoria no esperaba cliffhangers, ni suspense, ni ese punto de comedia dramática tan propio de Kohan, pero sí un poco de chicha. Y nada. Kerman se limita a narrar sus experiencias en la cárcel, el despropósito que es el sistema penitenciario y la relación con sus compañeras, sin mucha gracia ni personalidad. No se observa ninguna evolución en nadie, ni siquiera en Piper. A pesar de que insiste en que no quiere desperdiciar el tiempo pasado en la cárcel, entra y sale de allí de la misma manera.
Se echa de menos algún problema o conflicto al que tenga que enfrentarse y resolver, algo más que el de la rubia mona y de familia bien que terminar entre rejas con gente de todas los colores y condiciones sociales. No hay ritmo alguno y, los personajes son tantos, que se vuelven confusos por su falta de desarrollo y lo poco que sabemos de ellos.
Ciertos pasajes resultan interesantes por eso de decir, "caray, no tenía ni idea que el sistema presidiario funcionaba así", pero llega un punto en el que todo se alarga demasiado y se vuelve pesado. 


Reconozco haber cogido el libro esperando encontrar algo parecido a lo que me ofrecía la serie y, por tanto, la decepción fue mayor todavía. Las comparaciones son odiosas, pero en este caso, no pude evitarlo. Así que, aviso a navegantes: Os vais a quedar con las ganas si alguien va como yo esperando revivir un the best of Vauseman (Ya sabéis, la mezcla de Alex Vause y Piper Chapman, ¿lo pilláis? ¿Eh? ¿No? ¿Como Brangelina?)


En fin, da igual. Pues eso. Que mis necesidades presidiarias están más que cubiertas con la serie y Piper Kerman ya puede regalarle un buen jamón a Jenji Kohan por los suculentos cheques que le deben de estar llegando por seguir manteniendo su memoria entre las más vendidas.
"We have a racially based justice system that overpunishes, fails to rehabilitate, and doesn't make us safer."

Gif totalmente gratuito que no podía no meter en la entrada. Son puro amor.

Hazte con un ejemplar:

lunes, 29 de septiembre de 2014

Lo que creí que Frankie iba a ser vs. Lo que resultó ser.

Hay libros de los que no sé absolutamente nada antes de empezarlos. "Frankenstein" era uno de ellos a pesar de que yo creía lo contrario. Con la poca información que había retenido de oídas y algún comentario de aquí y otro de allá, mi imaginación se me desmelenó y se montó una película de cuidado sobre la historia. Advertencia: Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

1. Creí que el libro iba a ser de terror terrorífico como si un todavía inexistente Stephen King hubiera poseído a Mary Shelley para escribir una de esas historias que te obligan a taparte con las sábanas como mecanismo de defensa ante cualquier posible ataque de los monstruos que habitan debajo de la cama.


2. Estaría protagonizado por un científico loco de atar que decide crearse a alguien a la carta porque se siente solo, o tiene alguna patología psicológica o sufre mal de amores o yo que sé.


3. El monstruo iba a estar formado por restos de seres humanos a los que había matado (el científico o sus esbirros) previamente para llevar a cabo su maléfico plan (ahí estaba parte del terror terrorífico que me esperaba). Habría una descarga eléctrica, el monstruo se despiertaría, el científico soltaría la mítica frase de "It's alive" y lo bautizaría como Frankenstein.


5. El monstruo sería tonto de remate y hablaría al estilo "Yo Tarzán. Tú Jane".


5. La trama se basaría en un monstruo fuera de control porque no entiende que la regla básica de toda sociedad que se precie es "hakuna matata, vive y deja vivir", entonces todo sería violencia y asesinatos, y una ciudad atemorizada.



Pues NO.

Sí hay un científico, pero es más racional de lo que me esperaba. Sí hay un monstruo, pero no hubo que matar a nadie para construirlo porque ya todos habían estirado la pata previamente. Tampoco es tonto, al contrario, es de lo más culto y refinado, sólo le falta saber tocar el piano para ser todo un partidazo. Hay asesinatos, pero no tienen nada que ver con incontrolables tendencias criminales. Y Frankenstein, Víctor Frankenstein, es el científico, no el monstruo. ¿Quién se veía eso venir? Porque yo no.

El libro poco tiene que ver con lo que me imaginaba como todos habéis podido comprobar. Frankie, una persona tremendamente soberbia e inicialmente bastante estable, con la sola intención de que toda la comunidad científica y toda la sociedad le besen el culo, juega a ser Dios y decide crear un nuevo tipo de ser vivo. Y eso, queridos amigos, está mal. Muy mal. El resultado es el mismo que cuando yo me pongo a hacer un DIY, monstruoso, y en nada se parece a lo que tenía en mente. Y como ojos que no ven, corazón que no siente, deja que su creación se escape y la pierde de vista. Aquí paz y después gloria. Pero lo que Frankie no sabe es que su existencia y la del monstruo están interconectadas y pronto tendrá que hacer frente a las consecuencias de sus actos.

"Frankenstein" es uno de esos libros cortitos pero con más fondo que el bolso de Mary Poppins. Y no un clásico así a secas, sino que un CLÁSICO, en mayúsculas, que poco tiene que ver con lo que la imagen que la cultura popular ha creado. Una historia claramente romántica donde se cuestiona la validez de la ciencia y su relación con la moral y la ética. Tan llena de grises que resulta imposible encontrar un blanco o un negro absoluto en cuanto a Víctor y al monstruo. ¿Quién es la víctima y quién es el culpable? Digan lo que digan, yo soy y siempre seré Team Monstruo.


Hazte con un ejemplar:


¿Lo habéis leído? Y sino, ¿a qué estáis esperando?

lunes, 22 de septiembre de 2014

¿Qué leerían en el Central Perk?

Hace veinte años justos (ahora es cuando todos os sentís o muy viejos o muy jóvenes. De nada), Rachel, Ross, Mónica, Joey, Chandler y Phoebe se sentaron por primera vez en el Central Perk y tomaron una taza de café. Era un 22 de septiembre de 1994. Ay, qué tiempos los de antaño...

¿Qué creéis que leerían los personajes de "Friends" sentados en esos sillones anaranjados ahora ya un poco sobados y viejunos? Aquí mis sugerencias para ellos:


¿Quién iba a decir que Rachel, una niña de papá, mimada y consentida, terminaría convirtiéndose en una chica independiente y trabajadora? Que hubiese crecido, sin embargo, no la curó de su pijismo redomado y su patente problema con la ropa y las comrpas. La serie de "Confesiones de una compradora compulsiva" de Sophie Kinsella es para ella.



Cuando Ross habla de dinosaurios todos nos dormizzzzzz... ¿Por qué no ponerlo a dormir a él también con "El origen de las especies" de Darwin?



¿Os acordáis del capítulo en el que Mónica se pone a hacer mermelada como una loca después de que Richard y ella lo hubieran dejado porque era lo único que le daba sentido a su vida? Estoy segura que si el decaimiento y la aflicción le hubiesen durado un poco más, hubiera cocinado el libro de Julia Child entero como Julie Powell. Y después hubiera limpiado la cocina bien a conciencia.



Ay, Phoebe. No hay nadie más excéntrico que ella en este mundo, pero además es una cantautora bohemia y hippy-osa que disfrutaría de lo lindo con el ambiente y la contracultura de las calles de la NY de los años 70 de Patti Smith en "Éramos unos niños".



No dudo de la masculinidad de Chandler, bueno, un poco sí, pero no se puede negar que siempre estuvo muy en contacto con su lado femenino y es por eso lo veo leyendo "Come, reza, ama" tratando de averiguar como salir de alguna de sus innumerables crisis existenciales y amorosas.



¿Y Joey? ¿Realmente creéis que ha leería un libro en su vida?


Bueno, puede que sí...


¿Qué otros libros veríais a los personajes de "Friends" leyendo?