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martes, 29 de julio de 2014

¡Bebamos hasta que hablemos con farolas creyendo que son Ents!

¿Sabéis que día es hoy? ¿No? El día en el que se publicó el primero de los libros de esa genialidad llamada "El señor de los Anillos", escrito por mi sudafricano favorito, John Ronald Reuel Tolkien (no es que haya demasiados para competir por el título, pero tampoco es cuestión de quitarle mérito al hombre). ¿Y que vamos a hacer para celebrarlo?


Beber. Vamos a beber. Y no solo eso. También vamos a ver las tres pelis de "El señor de los anillos". Pero la versión extendida, eh. No me seáis pusilánimes.



Lo primero es encargarse de las bebidas. Aquí tenéis un par de ideas todas ellas cortesía de Bitches with books

Fuente


30ml Vodka
30ml Ron Malibú.
88 ml Limonada
Hojas de menta



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1 lata de RedBull
60 ml de Vodka
Opcional: Cambiar Vodka por Ginebra


Después, sacáis la película de la caja, luego la metéis en el DVD/Bluray/VHS o le dais al play en el enlace de series.ly y estáis atentos a cuando pase alguna de las cosas enumeradas en la lista de más abajo para darle un chupito a la bebida espirituosa de vuestra elección.

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¿Objetivo? Beber hasta que creáis estar empinando el codo en El Pony Pisador, habléis con farolas creyendo que son Ents u os creáis estilosos y delicados elfos.


Ese es el espíritu.


P.D. ¡Nos vemos en septiembre! Tengo unas vacaciones que atender... ¡Yupi! Descuidad, seguiré soltando estupideces en Twitter.

jueves, 24 de julio de 2014

Cómo pasé de ser una compradora compulsiva de libros a una usuaria obsesiva de la biblioteca

Veinticinco años de mi vida después, tras dos pesadas mudanzas y múltiples amenazas de mi progenitora con echarme de casa si no dejaban de entrar libros, puedo decir que me he rehabilitado. Ya no soy una compradora compulsiva de libros. En vez de eso, ahora soy una usuaria compulsiva de la biblioteca.


Durante más de 3/4 partes de mi vida me he comprado todos y cada uno de los libros que quería leer, lo que conlleva a vivir en un continuo estado de pánico por si las estanterías que tengo sobre mi cama, cansadas de imitar a Atlas, cedían y me aplastaban en pleno sueño REM.

Son de los más variadas las excusas que me daba a mi misma para comprarme el libro que quería en vez de ir a la biblioteca a ver si lo tenían. "Soy muy manazas y me da cosa por si los estropeo". Los libros de la biblioteca están para usarlos y sobarlos. Tampoco es que lo vaya a tirar por la venta (aunque ganas no me faltan a veces). "Mmmm ¿Y si por razón de vida o muerte necesito leer el libro X a las 3.18 de la mañana y no lo tengo?" Veamos 1. A esas horas siempre estoy sobando y 2. Tengo un Kindle, luego puedo descargarlo aunque sea por vía ilegal y proceder por los cauces legales a primera hora de la mañana. Además, estoy segura de que dada la gravedad de la situación, cualquier juez me exoneraría de responsabilidad. "Y si..."


Reconozcámoslo de una vez, soy VANIDOSA y mi voraz ego necesita exponer los libros en mis estanterías a la vista de cualquier visitante de mi humilde morada para poder alimentarse de los "aaahhhs" y "ooohhhs" que exhalan al ver la cantidad que tengo (la mitad de ellos todavía sin leer, pero eso no es relevante para el caso.)


¿Y a qué se debe este cambio de religión? A que una vez identificado el problema y darme cuenta de lo estúpido que era, en un momento de escalofriante madurez, me di cuenta de que ¿qué más da que tenga o no un ejemplar de "Al faro"? ¿O de "Hermosos y malditos"?  Lo que cuenta es el contenido, no el contenedor. Lo que me aportó y se quedó conmigo.


¡Já! Quedaría como Dios si dijera que ese fue el principal y único motivo de mi cambio, pero sería pretencioso y un tremendo embuste. Si no hubiese habido una causa de fuerza mayor también llamada "razones económicas" seguiría feliz como una perdiz como mis problemas de vanidad. Dado que aún sigo buscando un millonario con el que contraer nupcias y que me pague todo lo que quiero, era preceptivo encontrar un plan sostenible para que mi presupuesto estudiantil pudiera seguir un ritmo lector que iba en aumento con los años.

Todo eso coincidió con el revelador momento en que volví a pisar la biblioteca acompañando a una amiga. Vi un libro que hacía tiempo que tenía ganas de leer y que me estaba haciendo ojitos para que me lo llevase a casa, impulsivamente lo cogí sin pensármelo dos veces, me hice el carnet, lo pasaron por el escáner y... ¡Yastá! Me lo llevé a casa. Así, sin más. De gratis. Por la gorra.


Terminó el mes de plazo y lo devolví. Y cogí otro. Y luego otro. Y otro más. Total, no me costaba ni un duro... Poco a poco el número de libros que se volvían conmigo era mayor. ¡Aquello era genial! ¡Mejor que una noche de farra! ¡Libros gratis! ¿Por qué no estaba toda la ciudad allí dentro cogiendo libros? ¿Por qué no se me había ocurrido ir por allí antes? ¿Por quéee? ¡Aquello fue una experiencia religiosa!

Las compras fueron siendo sustituidas por más y más viajes a la biblioteca (eso sí, nunca remplazadas totalmente). Ya no tenía que hipotecarme o vender mis riñones si quería leer novedades. Ya se encargaría la biblioteca de hacer los trapicheos necesarios para que yo pudiera tener el libro que quisiera. Y podía coger películas. Y series. Y discos. Y cómics... ¡Oh, bendito paraíso terrenal! Era exactamente igual que ir a la librería y comprar libros, sólo que mejor porque tenía a mi cartera saltando de alegría en el bolso. Y además, ¿quién decía que no podía exhibir los libros prestados en mis estanterías? Eso sí, durante un mes solo...


jueves, 17 de julio de 2014

NY de la mano del señor Fitz y cía.

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"¡Nueva York! Siempre quise verla y ahora la veo. Es cierto lo que dicen - Es la ciudad más maravillosa del mundo."
Un árbol crece en Brooklyn de Betty Smith

Nueva York. Una ciudad tan cinematográfica como literaria, y por lo tanto, ¿qué mejor manera de conocerla que a través de un libro? No es necesario salir del pijama o moverse del sofá. Sin cambios horarios. Sin dejarse un pastizal. Sin tener que pasarse horas a bordo de un avión. Sin hordas de turistas agobiándonos... ¿Empezamos?

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"Sobre el gran puente, con la luz del sol entrando a través de las vigas parpadeando constantemente sobre los coches en movimiento, con la ciudad elevándose a través del río en montañas blancas y terrones de azúcar, todo construido a partir de un deseo pedido sobre dinero ganado honestamente. La ciudad parece, desde el puente de Queensboro, la ciudad vista por primera vez, con su salvaje promesa de poseer todo el misterio y la belleza del mundo." 
El gran Gatsby de F.S. Fitzgerald


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"Vivo en Nueva York y estaba pensando en el lago de Central Park, cerca de Central Park Sur. Me preguntaba si estaría congelado cuando llegase a casa, y si lo estaba, ¿a donde iban los patos?. Me preguntaba a donde se iban los patos cuando el lago estaba helado y congelado. Me preguntaba si algún hombre iría con un camión y se los llevaría al zoo o algo así. O si simplemente se irían volando."
El guardián entre el centeno de J.D. Salinger


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"En Washinton Square, uno podía sentir los personajes de Henry James y la presencia del autor. Entrando en el perímetro del arco blanco, una se siente bienvenida por los sonidos de los bongos y las guitarras acústicas, por los cantantes protesta, debates políticos, los repartidores de panfletos activistas, viejos jugadores de ajedrez retados por los jóvenes. Esta atmósfera abierta era algo que yo nunca había experimentado antes, simple libertad que no parecía opresiva para nadie." 
Éramos unos niños de Patti Smith


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"Podía ver la isla de Manhattan a su izquierda. Las torres apiñadas muy juntas, podía sentir la masa y su formidable peso. Sólo de pensar en los millones, de todo el mundo, que ansiaban estar en esa isla, en esas torres, ¡en esas calles estrechas! Ahí estaba, el Roma, el París, el Londres del siglo veinte, la ciudad de la ambición, las rocas densas y magnéticas, el destino irresistible para todos aquellos que insisten en estar donde las cosas pasan - ¡y él estaba entre los victoriosos!"
La hoguera de las vanidades de Tom Wolfe


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"No hay nada que me siente mejor que coger un taxi e ir a Tiffany's. Me calma de manera inmediata, su tranquilidad y su apariencia orgullosa. Nada malo me puede pasar allí."
Desayuno en Tiffany's de Truman Capote

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"Sereno es una palabra que ponerle a Brooklyn, Nueva York. Especialmente en el verano de 1912. Sombrío sería una palabra mejor. Pero no se le podía aplicar a Williamsburg, Brooklyn. Pradera era encantadora y Shenandoah tenía un sonido precioso que no encajaba con esas palabras sobre Brooklyn. Sereno era la única para él, sobre todo los domingos por la tarde en verano."
Un árbol crece en Brooklyn de Betty Smith



¿Habéis leído alguno? ¿Qué otro libro situado en NY conocéis?

lunes, 14 de julio de 2014

"Batman no tiene porque aguantar esta mierda, ¿por qué tenemos que hacerlo nosotras?"


(Apunte: La frase del título es del libro, no os vayáis a pensar que es algo totalmente random que se me ocurrió un buen día)

Como la descripción del libro que viene en la contraportada me parece inmejorable, por no mencionar que no sabría ni por donde empezar para hacer un resumen y aunque lo intentase con todas mis fuerzas jamás de los jamases podría hacerlo mejor, me limito a copiar lo que sea quien sea que se haya encargado de redactarlo, ha escrito. Todo el mérito para él o ella. Lo peta.
"No hubo nunca mejor época que ésta para ser mujer: tenemos el voto y la píldora, y desde 1727 ya no nos envían a la hoguera por brujas. Pero, ¿cómo ser mujer?. Ésta es precisamente la gran, eterna pregunta a la que Caitlin Moran se propone responder en una obra que aborda a calzón quitado (a veces literalmente) con inteligencia, desvergüenza e ironía y también una salvaje franqueza, los principales aspectos de la condición femenina. Mezcla libro de memorias y de divertida vociferación, apoyándose siempre en sus experiencias como mujer, feminista e hija de una familia numerosa y proletaria. (...) Nos descubre página tras página esos secretos que se cuentan en voz baja las amigas verdaderas, y no esas equívocas colegas que jamás se quitan la máscara de la femenidad perfecta."
Tras haber leído Cómo ser mujer, sin pudor alguno, me confieso totalmente convertida al Moran-ismo y, junto con chiquicientas mujeres a lo largo y ancho de este mundo, estoy dispuestas a seguirle los pasos a Caitlin en cualquier cruzada que pretenda encabezar por muy irrealizable que pueda ser.

A pesar del tremendo éxito del libro, los ataques y comentarios negativos sobre él y sobre ella son numeroso. Que si la mujer es una feminista de poca monta, que si el libro no habla realmente de feminsimo, que si falta al respeto con ciertas expresiones (a veces un poco desafortunadas, sí, pero tampoco hay que hacer una montaña de un grano de arena), que si se contradice, que si su discurso no siempre resulta coherente/comprensible, que si hace generalizaciones, que si bla bla bla.

Ajá.


Debe de ser que soy totalmente analfabeta en el tema del feminismo (que lo soy, para que nos vamos a engañar) porque creo que es un libro que da en el clavo con lo que pretende conseguir, que es modernizar de alguna manera la palabra "feminismo" para que nos cueste menos reparo utilizarla en nuestro día a día y liberarla de las antiguas preconcepciones con las que carga, como la imagen que asocia a las feministas con mujeres odia-hombres.

¿Qué es el feminismo? Sólo la convicción de que las mujeres deben de ser tan libres como los hombres, por muy chifladas, estúpidas, crédulas, mal vestidas, gordas, menguantes, vagas y engreías que sean. ¿Que si eres feminista? Ja,ja,ja. Por supuesto que sí.


1. Es un libro que no hay que tomar demasiado en serio. Su fin último es entretener y que nos lo pasemos bien por el camino. Moran está loquísima y no tiene pelos en la lengua cuando dice las cosas. Su nivel de deshinibición es el equivalente al de haber ingerido unos cuantos cubatas, pero su escritura, inteligente, crítica y satírica, es la de una persona totalmente sobria.

2. No es un manifiesto. Ni un ensayo. Tampoco esperéis un libro de auto-ayuda ni un manual de instrucciones, ¿acaso habéis comprado un electrodoméstico? (os sorprendería la de gente que se esperaba algo parecido, en serio). Es una memoria, así que habrá experiencias personales y desternillantes anécdotas a gogó junto con sus reflexiones y conclusiones, las cuales tienen un alto porcentaje de acierto.

3. No pretende hablar del feminismo en el sentido clásico. Quiere convertirlo en algo que tengamos presente en nuestro día a día y en las decisiones que tomamos con la finalidad de que nos liberemos de ideas absurdas, ideales inalcanzables y convenciones sociales que no tienen ni pies ni cabeza. Moran quiere que hagamos con nuestra vida lo que nos dé la santa gana y no lo que creemos que es normal o se espera de nosotras.

4. En ningún momento pretende ser la meta ni erigirse como EL libro del feminismo del siglo XXI. Quiere convertirlo en el punto de partida. Son un conjunto de artículos que no pretenden cambiar el mundo ni la sociedad, ni iniciar una rebelión a gran escala, sólo una en nosotras mismas.

5. No puedo recalcar suficientemente el punto número 1. No. Lo. Toméis. En. Serio.

Y por último, ¿sabéis lo que digo yo a todo lo escrito en el libro? Amén, hermana.



Hazte con un ejemplar:
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¿Lo habéis leído? Decidme que sí para así poder comentar... ¡porfa please!

jueves, 10 de julio de 2014

De escaparates: Láminas de Risa Rodil.

No se puede decir que la literatura juvenil sea lo mío. Parece mogollón de divertida y eso pero, salvo algunas excepciones, no logro conectar con ella. Y si no hay feeling, no hay feeling. Eso no se puede forzar... Lo que es una penita porque me encanta estas láminas de Risa Rodil y quedarían más que bien en mi habitación. Pero sería un poco raro exhibir citas de libros de John Green y demás gente sin haber sentido nunca demasiado apego por ellos. Es como las camisetas de los grupos de música, si no lo escuchas, no te la pones. Aún así, y como tengo ojos en la cara, nadie me puede impedir mirarlas y admirarlas porque, de verdad de la buena, que me encantan.











¿Qué opináis de las láminas? ¿Y de la literatura juvenil? ¿Y de las camisetas de grupos de música? ¿Y del chocolate?  

lunes, 7 de julio de 2014

"Una madre" de Alejandro Palomas y como me reconcilié con la literatura española.


Por fin un libro consiguió calmar mi truculenta relación con la literatura española. Hacía años que no cogía un libro escrito por un español. Más exactamente desde mis últimos años de instituto por culpa del suplicio de las lecturas obligatorias. ¡30! Ni una más, ni una menos. Pero... ¿Quién las cuenta?. En fin, parece que esos años oscuros van quedando atrás porque tras leer Una madre con toda seguridad pienso volver a repetir. Fue fantástico.
"Entonces la vida se despliega en un plano nuevo, como un escenario cuyo decorado se eleva en el aire mientras los actores siguen a los suyo, ajenos al repentino cambio de luz, la casa se convierte en una calle. La noche cerrada en día. El frío en verano. La penumbra en resplandor. Esa es la magia de la ficción y el horror de los real: que la vida no es siempre lo que ocurre, sino las secuelas de lo que parece ser."
Es 31 de diciembre y todo está preparado en casa de Amalia para cenar y despedir el año con sus hijos, Fer, Emma, Silvia, Olga, la novia de Emma y tío Eduardo. Como en todas las comidas familiares hay sonrisas, lágrimas, cotilleos, revelaciones y entre medias nos vamos dando cuenta de qué es lo que los ha llevado a ese momento y qué ha hecho que confluyan de esa manera el 31 de diciembre y no de cualquier otra.
"- No sé por qué, pero llevo días con la sensación de que esta noche vamos a tener más de una sorpresa. - Luego olisquea el aire como un sabueso y agita los dedos de las manos en el aire, sobreexcitada. - Es como una vibración... mmm... holística, hijo. ¿Tú no lo notas?
"- ¿Ho... lística? - No he podido contener una carcajada, pero no he conseguido morderme la lengua a tiempo."
Una madre es un libro que hace de lo ordinario algo extraordinario. No hay de héroes ni malos malísimos de esos que están tan de moda, no hay una historia de ritmo vertiginoso ni un thriller trepidante, sólo una cena de fin de año y la historia de una familia como otra cualquiera. Lo que los hace especiales es que no tienen nada de especial. Son como tú y como yo. Y es gracias a esa cotidianeidad, familiaridad y cercanía, que el libro desprende tanta humanidad. Todo es natural. No hay artificios. Nada de maquillaje. ¿Pá' qué? Palomas no lo necesita para llegar al lector.

La premisa es sencilla, pero hay más. Mucho más. Está la forma de narrarlo, la frase de Las Horas "no se puede encontrar la paz evitando la vida, Leonard" y los personajes... ¡Qué personajes! Se merecen una ovación. Pocos han conseguido hacerme sentir todo lo que ellos consiguieron en tan pocas páginas. Con su cara A y su cara B, como ellos dicen, están formado por todo lo que muestran y por todo eso que se callan y optan por ocultar. Son el alma de la historia. Y si este libro es imperfecto es solamente porque trata sobre personas imperfectas que llevan vidas imperfectas.
  "Y es entonces cuando se me ocurre que ese baile tan bien acompasado, este laberinto de gestos naturalmente hilados, todo este lenguaje fácil, reconocible, automático..., todo esto es lo que nos hace familia, historia común, comunidad."

viernes, 4 de julio de 2014

Introducción a Doctor Who para librófilos.

Eleven y los Pond... Lloro de recordar este capítulo. 

¿Sois de las pocas personas en este mundo que no han caído rendidas ante el Doctor? ¿En serio? ¿Me estáis diciendo que nunca habéis disfrutado con el pelo de Tennant? Ay, Dios... No. Tenéis. Remedio.



En fin, nunca es tarde para remediarlo, ¿y qué mejor momento que ahora que en agosto empieza la nueva temporada con Doce, el nuevo Doctor? Como estáis en un blog de libros y se presume vuestro amor por la literatura salvo prueba en contrario, era preceptivo que escogiese los capítulos más "literarios". Pero antes de nada os pondré en antecedentes para que no andéis más perdidos que un pulpo en un garaje: 1. El Doctor es un alienígena, 2. La Tardis es su máquina del tiempo, y 3. Si muere, se regenera en alguien distinto.

La serie comenzó en los 60 pero nos saltaremos todos los capítulos emitidos hasta el 2005, because we can y because los efectos especiales son más digeribles. Aún así tampoco esperéis maravillas porque no se le pueden pedir peras al olmo. Es la BBC y la mayor parte de su presupuesto ya se sabe que va para corsés, trajes de época y nuevas adaptaciones de las novelas de Austen. Que tampoco es que me queje, oye.

¿Preparados? ¿Listos? Allons-y!

  • Empezamos con las presentaciones. Who is who?

El de la izquierda es Nueve (es decir, el Doctor en su novena regeneración) y el de la derecha es el señor Dickens. The unquiet dead es el tercer capítulo de la temporada y todavía no se sabía muy bien por donde querían tirar. Todo es bastante cutroncio y la historia es meh y... Bah, si os lo saltáis no os culpo y hasta os lo recomiendo. Este es el mejor momento. No necesitáis ver más.


Con Diez sobran las presentaciones, es el del pelo Pantene, y para que lo conozcáis un poco mejor os ponéis The unicorn and the wasp con Agatha Christie, la señorita con cara de circunstancia de la derecha. El capítulo es un típico who dunnit con la reina de los who dunnit. Un asesinato. Un robo. Varios sospechosos. ¿Poirot? Nop. Mucho mejor, el Doctor y Donna, la mejor compañera de travesuras que ha tenido. ¡Oh, yeah! ¡Rock n roll!



Y ahora es el turno de Once. Tenéis un 50% de posibilidades de adivinar cual de los dos es y si no sois capaces de dar cual de los dos es, The Doctor, the widow and the wardrobe os resolverá la vida. El capítulo es una especia de Narnia donde el Doctor hace de niñera de unos niños y en un descuido se les escapan por un portal a otra dimensión.



  • ¿De qué va la serie?

Como sabréis a estas alturas si sois un poco avispados y estuvisteis prestando atención, el Doctor es un viajero en el tiempo. Con esto quiero decir que si le da la venada se planta en el pasado porque sí. Es el caso de "The Shakespeare Code", donde se encuentra con un Shakespeare (obvio) mete ficha y creído y se descubre que pasó con Love's Labour's Won, su obra perdida. Atentos a las referencias a Harry Potter. Expelliarmus!


Otras veces aparca su Tardis en el futuro o algún planeta lejano como en The Doctor's Wife donde echa el freno en una especie de planeta vertedero. El capítulo está escrito por... Redoble de tambores, por favor... ¡Neil Gaiman! y en él, su máquina del tiempo se convierte en una mujer y, la siempre patente adoración del Doctor por su ella, se vuelve ahora más... física. O algo así. El Doctor siempre fue un poco rarito en ese sentido. 


  • Apuntes adicionales:
Todo Whovian conoce a Moffat. Todo Whovian ama a Moffat. Todo Whovian odia a Moffat. Y Silence in the library es una fantástica introducción a Moffat. Moffat es guionista de la serie y el actual director, además de ser el ser humano que tiene a todo un fandom boquiabierto y al borde del paro cardíaco con sus tramas. Un tío tan genial como sádico al que le debe poner ver sufrir a sus fans.


Como serie de la BBC que se precie, tiene un especial de Navidad, así que recordad que después de la comida familiar hay luz al final del túnel a modo de capítulo nuevo de Doctor Who. A Christmas Carol es la enésima versión que se hace en televisión del Cuento de navidad de Dickens. Pero esta es mejor. No sólo porque lo digo yo, que también, sino porque hay viajes en el tiempo, una cierta escena steampunk, un ambiente muy acuático y una historia de amor.


Y como hoy me siento dadivosa, aquí un agasajo. Nightmare in silver. Más Gaiman. Para mí y la mitad de los fans un buen capítulo con una fantástica actuación de Matt Smith. Para la otra mitad, otro capítulo mediocre en una temporada que dejó mucho que desear. O eso dicen las malas lenguas. No les hagáis caso, de verdad, tampoco fue tan mala...




¿Algún Whovian por ahí?

martes, 1 de julio de 2014

Recapitulando... Junio 2014

Vergüenza. Vergüenza me da enseñar lo que leí este mes. Dos míseros libros... Nada más. En mi defensa, alegaré que no tuve mucho tiempo para leer, a pesar de que ganas y material de lectura me sobraban. Estuve bastante liada y entre una cosa y otra y un maratón de "Buffy" por ahí y otro por allá, cuando me di cuenta ya estábamos en julio. ¿Para cuando días de 48 horas? Los de 24 se me empiezan a quedar cortos...

Aquí mis lecturas de junio.


We Were Liars de E. Lockhart es algo así como un libro juvenil con una prosa bastante original y que no cae en demasiadas tonterías adolescentes. Must para la temporada estival de vacaciones de nuestras neuronas.

Y por último, Cómo ser mujer de Caitlin Moran. A ver como digo yo esto... ME RECHIFLÓ ME ENCANTÓ ADORO A ESTA MUJER CAITLIN MORAN LO PETA QUIERO LEERME TODA SU BIBLIOGRAFÍA QUIERO SER SU MEJOR AMIGA QUIERO UN HIJO SUYO



Ya me he calmado. Creo... 

Bueno, ¿y qué tal os ha ido a vosotros, jovenzuelos? ¿Qué habéis leído?