Eilis, una jovenzuela tímida que tiene el don de la contabilidad, disfruta de la vida tranquila y familiar con su madre y hermana en su Irlanda natal. A pesar, de poseer tan valorada y económicamente rentable habilidad, la grave situación económica por la que atraviesa el país a comienzos del siglo XX, le hace difícil encontrar un empleo. Al final, gracias a los contactos de un párroco local, consigue un trabajo como dependienta en una tienda de la Gran Manzana y, animada por su hermana, se olvida del pavor y pánico que le produce el tener que dejarlo todo, coge sus bártulos y zarpa.
Los comienzos nunca son fáciles, y mucho menos en un país tan diferente a Irlanda como son los Estados Unidos... ¿conseguirá acostumbrarse Eilis con el tiempo?
No es habitual que termine un libro que no me gusta. Hay demasiadas cosas por ahí que merecen la pena como para ir desperdiciando el tiempo, que se vende bastante caro, por cierto.
Brooklyn fue una excepción. No me gustó, pero contra todo pronóstico lo terminé. Fue una lectura rápida y sencilla, y tenía una la esperanza que en algún momento mejorase y demostrase que está a la altura de un escritor nominado al Man Booker Prize y de todas las maravillas que salieron de las bocas de innumerables críticos de todas las formas, colores y medios de diferentes orientaciones ideológicas. Tanta gente no se puede equivocar, pensé. Pues me equivoqué. Ellos se equivocaron. Resultó decepcionante, tanto que me pregunté si habían leído el mismo libro que yo.
Brooklyn es un otro claro caso del típico
too much hype como dicen los ingleses (que es hasta el infinito y más allá más
cool que el castizo
demasiado bombo y platillo).
Con un personaje principal que carece de magnetismo, y con una historia que tampoco es que tuviese demasiado gancho, todo cojea más que la mesa del jardín de mi abuela.
Decir que es un libro sobre la inmigración irlandesa es hablar con demasiada laxitud. Dejando a un lado que la protagonista es una chica irlandesa que emigra a los States, la chiquilla, que carece totalmente de personalidad y que en ningún momento no toma una decisión por sí misma, no se enfrenta prácticamente a ningún contratiempo (excepto sentirse sola en contadas ocasiones) durante el tiempo que pasa en el extranjero, y digo yo que alguno suele haber en esos caso, ¿no?. Todo resulta tan simple y todo le sale, la gran mayoría de las veces, tan bien, que termina siendo simplón y ligeramente predecible. Muchos de los acontencimientos narrados se quedan en lo meramente anecdótico, sin atreverse el señor Tóibín a ir un poco más allá de la mera superficie de las cosas y meter el dedo en la llaga, donde todo es menos agradable y chachiguay pero es más interesante.
¿Lo habéis leído? ¿Que otro libro del que habíais oído hablar maravillas os defraudó?