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Comencé a leer Las finanzas de los poetas sin saber de que iba porque 1. La portada me recordaba un poco a la cabecera de Mad men, 2. El título es chulo, y 3. Jess Walters publicó hace un año "Beautiful ruins", y según Harper Collins, la editorial que lo publicó, uno de los mejores libros de 2012. Estoy segura que su opinión sea tan objetiva como la que las abuelas tienen sobre sus nietos, pero le concederé el beneficio de la duda
El pistoletazo de salida en Las finanzas de los poetas se produce cuando Matt, un padre de familia de cuarenta y tantos largos, desempleado, con una deuda de más de 30000$, una mujer que flirtea digitalmente con su noviete del insti, un padre senil que se casó con una stripper que le robó todo su dinero, y una notificación de deshaucio que se hará efectiva en 7 días, se levanta en medio de la noche dispuesto a pagar por un cartón de leche por 9$. Unos macarras que parecen salidos de una canción de Snoop Dog le ofrecen un porro, se lo fuma, se va de fiesta con ellos todavía en zapatillas y a partir de ahí todo se sale de madre. Hay una crisis de mediana edad en toda regla, una crisis matrimonial, una laboral y como no, la reina de todas las crisis, la económica.
He perdido mi inocencia. Estoy decepcionado, y no porque mi casa hubiera perdido la mitad de su valor. Lo que me decepciona es que me creí su propaganda. Me permití creer que una persona podía tener un pedazo del mundo, cuando la verdad es que todo lo que intentas poseer te termina poseyendo a ti. Todos estamos de alquiler. Es ahí donde los poetas nos han fallado, deberían habernos recordado todo esto. Regular los mercados existenciales y temporales, y equilibrar el inmobiliario con un estado etéreo. Joder, no necesitamos rescates, auxilio financiero o subvenciones. Necesitamos más poetas.
Una comedia dramática, ocurrente y absurda por momentos, con un pringado como protagonista a quien le daría una serie de esas de 30 minutos de HBO o Showtime, todita para sus aventuras y correrías. Las finanzas de los poetas sería el equivalente a Weeds, si la serie hubiese sido un poco más sarcástica y hubiese sido protagonizado por un Nancy Botwin masuculino. Una sátira ingeniosa y una tanto alocada, de ritmo ágil y ligera sobre el consumismo desenfrenado que padece nuestra sociedad.
Oye, pues parece original, no lo conocía, no descarto leerlo. Un beso!
ResponderEliminarNo lo conocía pero me llama la atención lo que cuentas, se sale de lo que hay por ahí.
ResponderEliminarBesos
Todo lo que nos arranque una sonrisa es bienvenido.
ResponderEliminarAh, me quedo por aquí.
Besos.